Historias de un joven reportero
Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Enrique Cárdenas se despertó el sábado de muy buen humor, un estado de ánimo nunca antes visto en lo que va de las campañas electorales en Puebla.
El candidato del PAN se repetía una y otra vez “hoy será un gran día”.
Y es que el admirador de las jacarandas y coleccionista de plumas BIC por fin tendría un mitin de campaña con más de 50 asistentes.
La sonrisa de oreja a oreja en el ex rector de la UDLAP era imborrable.
Cárdenas Sánchez visitaría ese mediodía Atlixco para encabezar una reunión con mil 500 asistentes organizado por el alcalde Guillermo Velázquez, quien, hay que recordarlo, fue uno de los aspirantes a la candidatura del partido albiazules que fueron ninguneados por la dirigencia nacional para imponer a Enrique.
En la mente de Cárdenas se formaron más de un escenario: pensó que al fin podría mostrar músculo político, demostrar que su campaña no está en picada y que el empate técnico (que sólo vive en su imaginación) no era un invento más de la locura electoral.
El abandera albiazul ya había visto las fotos, los videos, las publicaciones en redes sociales, las felicitaciones, el respaldo del pueblo, todo. Cárdenas ya había imaginado todo. Sería su momento para callarle las bocas a Luis Miguel Barbosa, a Carlos Meza, a los periodistas y a todos sus detractores que lo vemos como la gran decepción de las elecciones en Puebla.
“Este será mi día”, pensó Cárdenas. Y, sin embargo.
El equipo de video, de prensa y los fotógrafos de la campaña ya estaban listo para hacer su trabajo con las imágenes del multitudinario evento que estaba por iniciar. Incluso, los bots naranjas del gobernador de Jalisco Enrique Alfaro ya estaban listos para mover un HashTag para asegurar que Cárdenas venía levantando y que pronto alcanzaría a su rival de Morena.
Faltan 20 minutos para el arranque del mitin que reviviría su campaña, Enrique apenas pasó la caseta de la autopista a Atlixco y un mensaje llegó a su celular: no juntaron ni 200 cabrones.
La vena del cuello se le llenó de sangre otra vez a Cárdenas.
El buen humor se acabó y comenzó la ira otra vez.
El abanderado de Acción Nacional comenzó a desquiciarse otra vez como lo ha hecho las últimas dos semanas de campañas.
En seguida, Cárdenas Sánchez le mandó un mensaje a Gabriel Hinojosa: ¿en dónde chingaos están las mil 500 personas que nos prometió Memo?
El académico se sintió traicionado una vez más.
Enrique Cárdenas aún con la vena del cuello dilatada llegó a la cita en Atlixco. El escenario no era diferente a los otros mítines de su deprimente campaña. En el polideportivo aún estaban retirando decenas y decenas de sillas para no hacer más notorio el vacío de la gente al candidato del PAN.
En el lugar, el aspirante fallido a candidato independiente dirigió su aburrido discurso de economista doblado a político a no más de 200 personas somnolientas que apenas y se mantenían despiertas al escuchar los tecnicismos y análisis del ex rector de la Universidad de las Américas Puebla.
Al terminar el encuentro en Atlixco, último bastión que le queda al PAN tras el terremoto lopezobradorista del año pasado, Cárdenas buscó desesperadamente a Guillermo Velázquez con quien había estado hombro a hombro unos minutos antes para exigirle una explicación sobre el bochornoso acto que acababa de encabezar, así como preguntarle en dónde quedaron los mil 500 asistentes que prometió.
Cárdenas intentó llamarle sin ningún éxito al presidente municipal de Atlixco.
En sus adentros, el candidato del PAN se convencía que Memo Velázquez lo había traicionado y que esto era una venganza por haberle “ganado” la postulación de Acción Nacional.
Así, lo más interesante que Enrique Cárdenas hizo en su fin de semana fue jugar al avioncito y publicarlo en sus cuentas de Facebook y Twitter.
¿Qué más le queda sino jugar como niño a un candidato que es la vergüenza de las campañas en Puebla?
Ahí tienen a su “candidatazo”.
De pena ajena.
La foto recortada para evitar mostrar las sillas vacías
Fernando Manzanilla deja en ridículo a José Juan Espinosa
El secretario general de Gobierno Fernando Manzanilla fue una de las personas más saludadas y aplaudidas ayer durante el desfile conmemorativo de la Batalla del 5 de Mayo en Puebla.
(Sólo Don Guillermo Pacheco Pulido le ganó a Manzanilla Prieto en el aplausometro).
Incluso, Fernando tuvo la oportunidad de intercambiar palabras por un buen rato con la influyente secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero.
Está claro que Manzanilla, tras su paso por San Lázaro como miembro de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, se ganó un espacio en la cúpula nacional del círculo rojo.
Por eso, no es sorprenderse la reacción que el titular de la SGG tuvo con el diputado local José Juan Espinosa, quien como “el loquito del pueblo” se quedó con la mano extendida esperando el saludo de Fernando Manzanilla.
Y es que Espinosa Torres esperaba que Manzanilla, después de tantos ataques, difamaciones y odio por parte del ahijado del prófugo Mario Marín, le diera la mano sin que nada de eso hubiera pasado.
Después de hablar con Olga Sánchez quién le prestaría atención a José Juan Espinosa.
Hasta entre los perros hay razas, diría el clásico.