Y al final, será López Obrador quien elija al candidato de Morena en Puebla

Historias de un joven reportero

Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizPue

La idea de que Alejandro Armenta o Luis Miguel Barbosa están fuera de la precandidatura de Morena al gobierno de Puebla, al igual de que Rodrigo Abdala ya es el virtual abanderado del partido marrón para la elección del 2018, está sólo en el imaginario colectivo.

También, es una ilusión que el Consejo Político Estatal del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) logró bloquear a los cuatro advenedizos que llegaron al partido este año.

(Lo que sí lograron, y muy bien, fue exhibir al alcalde de San Pedro Cholula José Juan Espinosa, como un político deleznable e intransitable para cualquier ciudadano o militante de cualquier partido político por nuevo que éste sea).

La realidad es que las reglas para la definición de los candidatos a gobernadores en los ocho estado en los que habrá comicios concurrentes, tendrá que pasar forzosamente por la dirigencia nacional de Morena, es decir, por el dedo divido de Andrés Manuel López Obrador.

Quién no lo quiera ver así está peor que Donald Trump mirando directamente al eclipse solar del pasado lunes.

¿Por qué otra razón el Comité Ejecutivo Nacional del partido lopezobradorista se autoaprobó la postulación de perfiles que no fueron seleccionados por los Consejos Estatales correspondientes?

Esta determinación tiene una lógica: López Obrador se basará en la rentabilidad electoral (término muy priista) de los aspirantes que tiene su partido en cada entidad; quien le asegure más votos por estado —sin importar que gane o pierda la gubernatura en juego— para llegar a Los Pinos, será el abanderado.

Ésto es, el presidente de Morena analizará las encuestas que mande a hacer (por eso está establecido así en los procedimientos para la definición de candidaturas) para decidir que perfil le sumará más votos para la elección presidencial. Esa es la receta para una candidatura perfecta y el único objetivo de AMLO es ser, al fin, presidente de la República.

Todo se resume a simples operaciones matemáticas.

Sumas y restas.

Palitos y bolitas.

Mientas, la simulación de un partido vivo y de una democracia interna sirve como combinación perfecta para el discurso oficial de que «Morena no es igual a la Mafia del Poder».

Sin embargo, sí lo es.

Candidatos elegidos por el dedo redentor de su pastor.

Todo vale para sentarse en la Silla del Águila.

Andrés Manuel ya lo tiene claro.

¿Aún habrá quién escriba que Morena postulará a un Don Nadie?

Seguro que sí.