Banck entierra el “y sin pedir un solo peso prestado” de Moreno Valle

Dicen los que saben, que Banck se arrepiente todos los días de sentarse en la silla del Charile Hall, pero sabe que a Moreno Valle no se le traiciona.

Historias de un joven reportero

Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizPue

El crédito de 800 millones de pesos —que pudieron haber sido 2 mil millones— que solicitó el alcalde poblano Luis Banck y que ahora espera la aprobación del Congreso del estado ha dotado de argumentos necesarios a la oposición para que el Maximato morenovallista reciba golpes y un desgaste innecesario rumbo al inicio del proceso electoral del 2018.

La falta de timing político de Banck Serrato está poniendo en aprietos la discursiva de Rafael Moreno Valle, quien durante más de cinco años defendió los avances en infraestructura, salud y educación en Puebla con el eslogan “y sin pedir un solo peso prestado”, pues esta la línea de crédito —la más abultada de las últimas cinco administraciones municipales­— tira por la borda el mensaje del ex gobernador.

Para entender la falta oficio de Luis Banck hay que remontarse a su hoja de vida. El edil impuesto a través de una chicana legal por el Congreso local no es político es más bien un líder empresarial, su única experiencia previa en la administración pública (antes de su regreso a Puebla en el sexenio de Moreno Valle) fue su fugaz paso por el gobierno municipal de Enrique Doger y nada más.

Como cualquier persona dedicada a la iniciativa privada, Banck pensó —ilusamente— que para solucionar las crisis se necesita una inyección fuerte de capital, aunque se tenga que recurrir a un préstamo. Sin embargo, en la administración pública y en la política, la palabra “deuda” siempre será una granada que estallará en las manos del portador, como ya le sucedió al novel alcalde.

La pésima decisión del presidente municipal de la Angelópolis no sólo pone en entredicho su capacidad como funcionario público, también alimenta aún más las voces priistas y panistas que asegurar que su nombramiento como alcalde sustituto fue un error por parte de Moreno Valle.

En poco más de doce meses, Banck está borrando el buen trabajo que hizo Antonio Gali al frente de la Comuna capitalina, pues el actual gobernador no endeudó más al municipio, incluso redujo la deuda; bien o mal, mantuvo controlada la inseguridad en la Angelópolis y no sufrió como sí lo está haciendo su predecesor y tampoco sufrió de rebeldías por parte de su Cabildo como lo sucedido el pasado lunes en la sesión extraordinaria en la que se formalizó la solicitud de la mencionada deuda.

La granada le explotó en las manos a Banck. Ahora hay que esperar el recuento de los daños.

La oposición está ansiosa del siguiente error del alcalde.

Es cuestión de tiempo para que vuelva a suceder.

Su novatez le está costando cara al morenovallismo.

Off the record.

Era octubre de 2013 cuando Rafael Moreno Valle necesitaba amarrar uno de los cabos que aún tenía sueltos para dar marcha a su proyecto sucesorio: la incorporación de Luis Banck a su gabinete para después imponerlo como alcalde sustituto de Gali Fayad, quien ya era el edil electo de Puebla capital.

Por esas fechas, el ex gobernador viajó a la Ciudad de México para enrolar en su equipo a Banck Serrato, quien en ese entonces era el director Ejecutivo en Metlife (el puesto con el que siempre soñó). Moreno Valle no regresaría a Puebla con un respuesta negativa por parte del nacido en la capital del país.

El ex gobernador le ofreció a Banck la Secretaría de Desarrollo Social estatal como inicio, pero le explicó que esa sería una parada momentánea, que su intención era convertirlo en alcalde sin la necesidad de pedir el voto. Luis —a pesar de que no quería regresar a la política— aceptó con ciertas dudas.

Dicen los que saben, que Banck se arrepiente todos los días de sentarse en la silla del Charile Hall, pero sabe que a Moreno Valle no se le traiciona.

La añoranza empresarial aún le atormenta el pensamiento.