Historias de un joven reportero
Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizPue
El 31 de octubre del 2017 será una fecha inolvidable para el gobernador Antonio Gali. En menos de dos horas, el mandatario poblano fue doblegado por UBER y vio como Othón Muñoz «El Cachetes», un «importante líder del robo de combustibles», según sus propias palabras, conseguía su libertad a pesar de que la Marina Armada de México lo detuvo en agosto pasado.
Una verdadera Noche de Brujas para el gobierno de Gali.
Desde hace tiempo perdió el control del estado y el Lunes Sangriento pasado lo dejó claro. En un solo día fueron ejecutados 13 hombres, escenarios que sólo eran visibles en Veracruz, Guerrero o Tamaulipas.
Mientras transcurría de forma paralela la sesión del Congreso local en la que se aprobaría poner en cintura a UBER, un juez ordenó de manera inmediata la liberación de Muñoz Bravo tras modificar la medida cautelar de prisión por una garantía económica de un millón de pesos.
¿Qué pasó entonces con la detención «del importante líder huachicolero» que Gali presumió con bombo y platillo en redes sociales y sus agradecimientos a la Secretaría de la Marina?
Con la liberación del «Cachetes» la administración galicista tocó fondo en apenas 10 meses.
Su lucha contra el robo de combustible perdió ya toda credibilidad y Puebla está sumida en una crisis irreversible de seguridad y gobernabilidad no vista desde el 2014 tras el caso Chalchihuapan en el sexenio de Moreno Valle.
Gali sacrificó su propio estabilidad para que los morenovallistas recuperaran a su principal financiero en las elecciones.
¿Nadie por encima de la ley?
Así de claro.
Cómo si fuera una novela de Stephen King, la escena de terror de Gali no culminó con la libertad de Othón Muñoz.
UBER terminó por doblegar la poca autoridad que aún mantenía el gobernador de Puebla. Una campaña exprés en redes sociales y el peso de sus socios en la entidad fueron suficientes para que Gali y los diputados locales quedara en ridículo a nivel nacional.
¿Qué pasó con las reforma a la Ley del Transporte que el mandatario poblano anunció para «privilegiar la seguridad de los usuarios en el estado»?
Cambiar todo para seguir igual.
La empresa americana de transporte ejecutivo evidenció la tibieza de Gali.
Ni se transparentarán los padrones de choferes y socios, ni los conductores de UBER y Cabify tendrán que tramitar de manera obligatoria su licencia mercantil, ni se les prohibirá a los choferes cobrar en efectivo los viajes de los usuarios.
Es decir, UBER mantuvo todos sus privilegios y sólo tendrá que mejorar sus medidas de seguridad.
Ni la abrogación de la Ley Bala fue tan ridícula como la aprobación de la nueva Ley de Transporte del Estado.
Los poderosos socios que en este espacio ya fueron ventilados, hicieron que Gali otra vez doblara las manos.
Quedó claro que en la noche de Halloween, al gobernador poblano le hicieron truco los de UBER y treta «El Cachetes».
Una Noche de Brujas inolvidable.