Los poblanos decidieron en las urnas ampliar el bono democrático y refrendar su confianza hacia Miguel Barbosa. Aunque a muchos les cause dolor de cabeza, el refrendo al gobierno barbosista es notorio
Historias de un joven reportero
Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Como nunca antes, los electores tuvimos la oportunidad de calificar en las urnas directamente a las personas y ya no solo a los partidos durante la elección de este domingo.
La reforma electoral del 2014 fue todo un éxito.
La reelección de diputados federales, locales y alcaldes vino a modificar el sistema democrático en México.
Ver: Lalo Rivera y la supervivencia política
En Puebla, tuvimos un gran número de legisladores y presidentes municipales que buscaron repetir en San Lázaro, en el Congreso del estado o en sus Ayuntamientos.
Muy pocos lo lograron.
El voto de castigo en contra de los gobiernos ineficaces, corruptos y mal logrados fue evidente en la jornada electoral del fin de semana.
Quitarle el candado a la reelección empoderó a los votantes, sin lugar a dudas.
Y es que, en los pasados procesos electorales, la única forma de mostrar el repudio en contra de tal o cual administración o representante en las cámaras federal y local no era más que votar en contra del partido en el poder.
Sin embargo, existía una gran posibilidad de que, si un candidato del mismo instituto político era lejano al alcalde en funciones, sin importar la ineficiencia de su gestión, podía alcanzar el triunfo.
Ejemplos hay muchos.
La nueva variante de la reelección da la posibilidad de premiar a un representante popular que hizo bien su trabajo o castigar a alguien que desaprovechó el cargo para el que fue electo.
Lo visto con Claudia Rivera es el ejemplo perfecto del empoderamiento que ya tienen los electores para decir “no más” a una persona como la candidata reeleccionista fallida, quien convirtió al Ayuntamiento de Puebla en una mafia del crimen organizado al atravesar diferentes escándalos sexuales, de nepotismo, y de corrupción.
Los poblanos le pusieron un alto a todas las tranzas de Rivera Vivanco y su camarilla de pillos.
La elección del 6 de junio también nos dejó otra lectura bastante clara: el referéndum al gobierno de Miguel Barbosa.
A pesar de todas las conspiraciones por las que atravesó otra vez y de que intentaron dejarlo fuera de Morena, el mandatario poblano demostró que su gobierno goza de cabal salud y del reconocimiento ciudadano.
Así como los electores dejaron claro la repulsión y el aborrecimiento que les provoca Claudia Rivera; también mostraron su simpatía con las políticas y el correcto rumbo con el que Barbosa Huerta ha navegado estos dos años y medio al frente del gobierno del estado.
Bien dicen que las elecciones intermedias locales, son las elecciones del gobernador.
El mandatario poblano, como lo mencioné en la entrega del lunes, logró ganar 19 de 26 distritos locales para mantener su mayoría en el Congreso del estado rumbo a la segunda mitad de su administración.
Los poblanos decidieron en las urnas ampliar el bono democrático y refrendar su confianza hacia Miguel Barbosa, quien, a través de un gobierno austero y honesto, poco a poco ha corregido el camino para el estado tras el paso del oscuro régimen morenovallista.
Aunque a muchos les cause dolor de cabeza, el refrendo al gobierno barbosista es notorio.
El voto diferenciado que los poblanos hicieron en Puebla capital es tema de un estudio a fondo por parte de los analistas políticos, pero también una muestra de que el elector castiga la incompetencia y corrupción, como la de Claudia Rivera, pero también reconoce el buen trabajo, como el de Barbosa Huerta.
Contra todos los pronósticos, el mandatario poblano salió avante de la catástrofe de Morena en Puebla capital y la zona metropolitana, provocado por Alejandro Armenta y por Rivera Vivanco.
La muestra fehaciente de esto es lo sucedido en los distritos 10 y 20 locales, de la Angelópolis, en donde Nora Merino y Toño López, ganaron aun cuando la abanderada de Morena perdió por 21 puntos la alcaldía de Puebla.
Nadie puede negar que tanto Merino Escamilla como López Ruiz eran dos perfiles plenamente identificados con el gobernador Barbosa. En el caso de Nora, quien entró a la mitad de la campaña en relevo del marginal Iván Herrera, tuvo como sus coordinadores de campaña a Gabriel Biestro y a Eduardo Gandur, dos de los alfiles del residente de Casa Aguayo.
Qué diferente sería todo hoy para el lopezobradorismo si Biestro Medinilla hubiera sido el candidato de Morena en la capital, pero, “el hubiera no existe.
Los electores poblanos dieron su voto por los candidatos de Barbosa y hundieron a Rivera Vivanco y a sus delfines, como lo que sucedió en el Distrito 17 con la fakeminista y fakeactivista Lizeth Mejorada, quien fue vapuleada en su debut político, que se convirtió en despedida ante su nula capacidad y carencias notables.
Por tercera elección consecutiva, Miguel Barbosa demostró su valía como operador electoral y el respaldo ciudadano con el que cuenta.
Sin aparecer en las boletas, el gobernador de Puebla está en el Top 3 de los grandes ganadores del 6 de junio.
Ver: La triste soledad de Claudia Rivera
El referéndum barbosista se logró contra viento y marea.
Barbosa sí, Claudia no.
¿O cómo era?