Historia No Contada III: La Silla Presidencial (fake) de Mario Marín

Sin pensarlo dos veces, el ex gobernador priista contrató a un carpintero para que le fabricará una réplica de la Silla Presidencial.

Historias de un Joven Reportero

Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizPue

El sueño del ex gobernador Mario Marín era el de convertirse en presidente de la República.

Por sus marcados rasgos indígenas (de los que tanto se acompleja) y por su estatura (de la que se avergüenza aún más), Marín Torres se veía como la encarnación de Benito Juárez del siglo XXI.

Tal era la ensoñación del góber precioso por llegar a Los Pinos que en una ocasión se atrevió a autonombrarse como «un instrumento de Dios para hacer las cosas». 

Estas palabras fueron dichas durante una de sus muchas fiestas de cumpleaños y frente a la ex lideresa nacional del PRI Beatriz Paredes 

El sueño se vio pronto truncado por el affair con Kamel Nacif, el Lydia Gate, la pederastia de la que fue señalado y por un gobierno corrupto que saqueó a Puebla desde los primeros días del sexenio.

El periodista Mario Alberto Mejía es quien mejor ha retratado los días de Marín tras el escándalo con Cacho Ribeiro y cómo culminó su sexenio obnubilado por el alcohol y engañado por sus propios colaboradores, consejeros y periodistas adictos.

Con todo el rencor acumulado y con su sueño frustrado, Mario Plutarco decidió no quedarse con las ganas de sentirse —aunque fuera fake— el hombre más poderoso del país. 

Sin pensarlo dos veces, el ex gobernador priista contrató a un carpintero para que le fabricará una réplica de la Silla Presidencial, una igual a la la que en su momento se sentó Benito Juárez (la primera de dos Sillas Presidenciales que tiene México). Marín sacó una fotografía de internet, se le entregó al carpintero y le exigió que la silla fuera hecha del mejor material y con las mismas características que la que usó el ex presidente nacido en Oaxaca.

La silla fue entregada semanas después a Mario Marín. El mueble tenía en su parte superior —al igual que la de Juárez— el águila republicana de estilo francés coronada por un gorro frigio de donde salen los rayos de sol, tal y como la pidió el ex alcalde.

La Silla Presidencial del góber precioso fue llevada a la oficina principal de la casona ubicada en la 5 Sur y 43 poniente, lugar que luego prestó a Fuerza Joven para que fuera su sede. 

Al menos dos veces a la semana, Mario Marín llegaba a sus oficinas de Huexotitla, mandaba a su chofer por botellas de su cognac favorito, ponía los discos de Joan Sebastián y se hundía en su sueño de opio sentado en la Silla Presidencial a la que jamás llegó por enfermarse de poder y abusar de él.

Once años han pasado del derrumbe de la carrera de Mario Marín, once largos años en los que el góber precioso ha vivido en las sombras, ha tenido que moverse en las cloacas y soportar el desprecio de cualquier poblano que se lo encuentra en la calle. El priista quiere regresar a la política y busca una senaduría plurinominal, desde su Silla Presidencial patito aún mantiene la ilusión de regresar al círculo rojo.

Nada más inverosímil que la réplica de la Silla Presidencial mandada a hacer con un carpintero aldeano.