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sábado, septiembre 30, 2023
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Lalo Rivera y la supervivencia política

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Lalo Rivera no sólo administró su ventaja de 15 puntos con la que arrancó las campañas, la amplió a casi 10 dígitos para ganar los comicios en la capital por la diferencia más grande en la historia de un proceso en la Angelópolis

Historias de un joven reportero

Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc

Eduardo Rivera es un político que ha caminado en el desierto más de una vez.

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El primer éxodo de Rivera Pérez fue a inicios del 2014 cuando dejó por primera vez el Ayuntamiento de Puebla. El panista fue perseguido por el siniestro Rafael Moreno Valle y jamás agachó la cabeza a pesar de todas las embestidas de las que fue objeto.

Al futuro alcalde de la Angelópolis, hay que recordarlo, le pusieron la bota en el cuello, pero logró vencer al tirano.

Ver: Todos a votar el domingo

Desde procesos administrativos en la ASE, denuncias penales ante la Fiscalía y hasta amenazas de embargos y muerte, fueron parte de los muchos agravios que Lalo Rivera sufrió como un hombre que jamás se doblegó ante los arrebatos y la megalomanía de Moreno Valle.

Tras cuatro años de exilio, el ex líder estatal del PAN regresó a la escena pública en el 2018 para abanderar una vez más al partido albiazul tras las súplicas de Antonio Gali, quien fue el que lo convenció de participar en esos comicios en los que la ola de Andrés Manuel López Obrador azotó a todo el territorio poblano.

A pesar del tsunami de AMLO, Rivera Pérez entregó una votación bastante competitiva a tal grado de casi igualar los votos con los que Gali Fayad ganó el gobierno municipal de la capital en el 2013.

Muchos dieron por acaba la carrera política de Lalo, pero el ex edil no bajó los brazos y comenzó una restructuración de su proyecto político mientras caminaba al desierto por segunda ocasión.

Aunque Eduardo Rivera era el único panista con una estructura propia, sin manchas del morenovallismo y con una imagen bien recibida entre los poblanos, al interior de su partido, secuestrado aún por lo que queda de aquel régimen oscuro que encabezó Moreno Valle, tuvo que abrirse paso otra vez.

Ni Genoveva Huerta ni Fernando Manzanilla ni Tony Gali lograron frenar su inminente postulación como candidato de Acción Nacional al Ayuntamiento poblano por tercera ocasión.

Una vez más, Lalo Rivera dejó tendidos a los huérfanos y viudas de Moreno Valle.

Tras superar las conspiraciones de su lideresa estatal y del par de advenedizos, Rivera Pérez tendría un día de campo en las urnas tras conocer que su rival sería la repudiada Claudia Rivera, quien fue impuesta desde la cúpula nacional de Morena.

Ver: La triste soledad de Claudia Rivera

En su rol de candidato puntero, el abanderado del PAN jamás dejó que la desesperación ni los arrebatos de Rivera Vivanco lo afectaran.

Sabía que la alternancia en Puebla capital estaba ya dictada ante el gobierno corrupto, inexperto y voraz que encabezó la repudiada candidata de Morena, a quien la soberbia la cegó a tal grado de alucinar con una reelección que solo vivía en su obnubilada cabeza.

Lalo Rivera no sólo administró su ventaja de 15 puntos con la que arrancó las campañas, la amplió a casi 10 dígitos para ganar los comicios en la capital por la diferencia más grande en la historia de un proceso en la Angelópolis.

No sólo eso, el factor Rivera Pérez se convirtió en un ancla que llevó al PAN a recuperar las alcaldías de San Andrés y San Pedro Cholula, San Martín Texmelucan y Ocoyucan.

El voto de castigo a Morena se sumó al fervor que despertó la ola de Lalo Rivera para que la capital y la zona metropolitana se pintara de azul a tres años de distancia de que el lopezobradorismo irrumpió en Puebla.

Siete años después, la derecha gobernará otra vez la capital del estado.

Y cómo lo hará: con el PRI y el PRD de aliados.

El llamado hijo pródigo del PAN regresará al Charlie Hall y lo hará por la puerta grande.

La tarea del futuro alcalde de la Angelópolis no será nada fácil, pues recibirá una ciudad hundida en el caos y la miseria después del paso de Claudia Rivera, a quien los poblanos le dejaron claro que la aborrecen y que fue el gran error de la izquierda en el estado.

¿Podrá Rivera Pérez con esta encomienda?

¿Lalo ya sueña con el 2024?

A corregir el rumbo, no es promesa debe ser una obligación para el próximo edil de la capital.

Los ciudadanos ya hicimos nuestra parte, ahora le toca a Eduardo Rivera entregar los resultados.

Eduardo Rivera al rescate de Puebla.

Ver: Comienza el discurso derrotista de Claudia Rivera

Barbosa humilla a la Banda de los Conejos

El otro gran ganador de la elección de este domingo fue el gobernador Miguel Barbosa.

El mandatario poblano humilló a la Banda de los Conejos, que comandan los marginales Alejandro Armenta y Fernando Manzanilla.

Tras ser excluido de la designación de candidatos a las presidencias municipales y diputaciones federales, Barbosa Huerta demostró que en Puebla sólo él puede hacer ganar a Morena.

El residente de Casa Aguayo mantendrá su mayoría en la próxima legislatura del Congreso del estado con la que cerrará su administración al ganar 19 distritos con candidatos afines a su gobierno.

El gobernador Barbosa hizo ganar a los candidatos a diputados locales que quiso e hizo perder a todos los liliputieneses de Manzanilla Prieto y Armenta Mier.

De nueva cuenta, Miguel Barbosa redujo a sus dos principales conspiradores a lo que son: marginales de la aldea con aires de grandeza.

El mandatario poblano no tendrá ninguna dificultad para culminar su mandato con un Congreso afín y con aliados suficientes para no tener sobresaltos rumbo a la sucesión del 2024.

Otro complot mongol que se les estropea a Armenta y a Manzanilla, quienes juraban que controlarían al gobernador desde el Congreso.

La decadencia de Tigre Blanco Manzanilla ya es alarmante y el Soldadote de las Derrotas Armenta le hizo honor a su apodo.

La lección para la Banda de los Conejos es clara: en Puebla solo hay un gobernador, le cueste a quien le cueste.

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