Todos te fallamos, Mara

Te fallamos todos los hombres que en su momento hemos escupido palabras como "puta, zorra, perra, golfa". Te fallamos los que en un bar o en el antro hemos hecho algún comentario misógino por ver a una mujer alcoholizada cuando nosotros somos los que damos peores espectáculos.

Historias de un joven reportero

Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizPue

Todos te fallamos, Mara.

Nosotros, reporteros y periodistas, te fallamos, Mara. Los medios de comunicación que documentan todos los feminicidios en Puebla son minoría; algunos se autocensuran por no poner en riesgo el dinero que reciben por parte del gobierno del estado; y otros, no hemos dado la cobertura necesaria a las decenas de crímenes de odio que año con año cimbran a Puebla.

En nuestro estado se violentan a las mujeres todos los días, pero la gran mayoría nos acordamos solo cuando en redes sociales la desaparición de una joven detona y la cobertura se vuelve obligatoria, como así pasó con Karla López Albert, Paulina Camargo, Isarve Cano y ahora tú, Mara.

Te fallamos, Mara.

Te fallaron también tus amigos que prefirieron irse cada quien por su lado por comodidad que acompañarte al ver tu condición o invitarte a alguna de sus casas para irse juntas del antro en el que pasaron la noche.

Te fallaron los dueños de The Bronx, quienes por dos mil pesos sobornan a las autoridades del Ayuntamiento de San Andrés Cholula, para que su lugar puediera extender su horario más allá de las 3 de la mañana y así tener mayores ganancias por la venta de alcohol.

Te fallaron esos funcionarios de San Andrés que sobornan a los empresarios y que piden mordidas para dejar que sus bares sigan vendiendo bebidas más allá del horario oficial y permitiendo el ingreso de menores edad.

Te falló Víctor Carrancá y su Fiscalía General del Estado, que filtraron información a sus periódicos consentidos para desviar la atención de tu caso y también dieron datos que sólo dañan tu memoria y lastiman a tu familia, cuando el gobierno del estado es especialista en ocultar información por así convenir a los intereses de sus superiores.

Te falló el socio de Cabify que contrató al primer enfermo que le solicitó el empleo de chofer y que por una mala jugada del destino se cruzó en tu camino para demostrarte que en Puebla ser mujer es sinónimo de peligro permanente.

Te fallaron los trabajadores del Motel que te vieron entrar dormida en el asiento trasero de un coche y que después no te vieron salir.

Te fallamos todos los hombres que en su momento hemos escupido palabras como «puta, zorra, perra, golfa». Te fallamos los que en un bar o en el antro hemos hecho algún comentario misógino por ver a una mujer alcoholizada cuando nosotros somos los que damos peores espectáculos en esas condiciones.

Te fallamos los hombres que al ver una minifalda o un pantalón entallado soltamos una barbajanería, un chiflido o tomamos una fotografía para enviarla por whatsapp a nuestros amigos.

Y no, no fue tu culpa, Mara. No fue tu culpa salir de noche, ni bailar hasta el amanecer, ni tomar de más, ni subirte a un taxi por no tener automóvil propio, ni haber sido feliz esas dos, tres o cuatro horas que duró tu última fiesta.

Es nuestra culpa, Mara. Es nuestra culpa por no generar una sociedad en la que no se cuidan a las mujeres. Una sociedad en la que las mujeres ganan menos que los hombres. Una sociedad en la que sólo existe una mujer gobernadora en el país. Una sociedad en la que la equidad y la igualdad de género tuvo que convertirse en ley y no salió de nuestra convicción. Una sociedad que no ha podido generar una sola mujer presidente.

Todos te fallamos, Mara.