La Unidad de Inteligencia Financiera durante la gestión de Santiago Nieto tuvo puesta su mira en Puebla y en un buen número de políticos y empresarios desde el más alto nivel y hasta de segundos escalones
Historias de un joven reportero
Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
La detención del impresentable Francisco Romero es más que simple aprehensión de un personaje corrupto y enloquecido de poder, pues el fondo está en la dependencia que presentó las denuncias en contra del auditor suspendido y hoy residente del Penal de San Miguel.
Aunque otra vez los mismos malversadores y perdidos periodistas asueldo antibarbosistas quisieron involucrar al gobernador de Puebla como el verdugo del extitular de la ASE, la verdad una vez más terminó por hundir sus columnas y notas, de las cuales jamás existió una aclaración o una disculpa pública por la información falsa.
El descenso al infierno de Romero Serrano fue impulsado por nada más que la temida Unidad de Inteligencia Financiera, adscrita a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, lo que representa la primera aprehensión de un funcionario público tras una investigación realizada por la UIF.
Ver: Corrupción se escribe con G
Este hecho no es menor, pues la Unidad de Inteligencia Financiera durante la gestión de Santiago Nieto tuvo puesta su mira en Puebla y en un buen número de políticos y empresarios desde el más alto nivel y hasta de segunda importancia que se enriquecieron de manera ilícita e inexplicable durante los ignominiosos años que duró el morenovallismo.
La dependencia a cargo de Nieto Castillo también siguió de cerca los pasos de personajes que ostentaron cargos durante los últimos dos gobiernos, el de Don Guillermo Pacheco Pulido y el de Miguel Barbosa, ya sea en la estructura del Ejecutivo local o en otras instituciones públicas, como la ASE o la BUAP.
Como ya lo habíamos advertido en este mismo espacio en entregas anteriores, la Unidad de Inteligencia Financiera ha estado siguiendo la ruta del dinero con la que se desviaron miles de millones de pesos de las arcas de los estados y que sirvieron para financiar proyectos políticos para los alfiles del siniestro Rafael Moreno Valle y para abultar las carteras y cuentas bancarias del priista y de todo su séquito de hampones.
No está de más recordar que antes de su detención en marzo de 2020, a Eukid Castañón la UIF le congeló una serie de cuentas personales y de un pull de empresas ligadas a él tras demostrarse el esquema con el que el reo del Penal de Tepexi de Rodríguez se convirtió en uno de los políticos más ricos del país gracias a la complicidad y el halo protector que le brindó el fallecido mandatario, quien lo convirtió en un verdadero gánster capaz de cometer cualquier tipo de infamias.
Desde ese momento, la Unidad de Inteligencia Financiera no ha quitado el dedo del renglón de la entidad poblana y la detención de Francisco Romero es la muestra perfecta.
Y es que, el exauditor del estado no solo se mareó en su ladrillo, sino que fue presa de sus propios complejos, que lo llevaron a presumir sin ningún pudor su nueva vida llena de lujos y propiedades adquiridas con el dinero que hoy lo tienen metido en este tremendo lío.
Bien dicen que ni el dinero ni los embarazos se pueden ocultar.
Nadie puede negar y mucho menos defender los excesos cometidos por Romero Serrano, quien pasó de ser un contador de medio pelo, a un facturero de los muchos que abundan en Puebla a un new rich en menos de tres años.
Ver: Al rescate del Centro Histórico de Puebla
De vivir en una casa de interés social, el expresidente del fantasmal COE se hizo de un penthouse en una de las lujosas torres residenciales de Sonata, en Lomas de Angelópolis y después pasó a rentar una de las mejores mansiones en La Vista Country Club, cuyas rentas no bajan de los 90 mil pesos mensuales.
¿Cómo Francisco Romero pasó a tener ese ritmo de vida con su sueldo que no supera los 100 mil pesos?
Aquí fue justo en donde la UIF comenzó con las investigaciones que terminaron en una denuncia penal por operaciones con recursos de procedencia ilícita.
En su última declaración patrimonial Romero declaró que por el cargo público ganó 2 millones 67 mil 300 pesos brutos, mientras que, por actividad industrial, comercial o empresarial, ganó 6 millones 484 mil 877, pero esta cantidad se obtuvo con empresas fantasmas cuyos registros son inexistentes.
El hoy preso también omitió todo tipo de información sobre sus bienes inmuebles y sólo detalló que posee una camioneta Chevrolet Suburban 2021 que adquirió por un millón 421 mil 465 pesos, lo que representó otra discrepancia.
Todo con Francisco Romero era turbio y cuestionable.
La Unidad de Inteligencia Financiera no tuvo ningún contratiempo en comprobarlo.
El caso del auditor y su cacería por parte de la UIF sin lugar a dudas puso a más de uno a temblar en Puebla.
Ver: El estado de derecho en Puebla se respeta
Quiénes juraban que con la salida de Santiago Nieto de la dependencia se terminaron sus problemas que mejor lo piensen dos veces.
¿Cuántos más habrán sido denunciados por la Unidad de Inteligencia Financiera?
Un cantante, un exrector fugado y otro exiliado en Madrid se me vienen en automático a la mente.