Causa y efecto
Por: José Antonio de la Vega Moreno / @Tono_delaVega
El proceso interno para elegir nuevas dirigencias al interior del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en el Estado y a nivel nacional, traerá un choque de trenes que no tendrá desperdicio.
Por el Comité Ejecutivo Nacional, Yeidckol Polevnsky, quien hoy precisamente ostenta la dirigencia y que es impulsada por un grupo selecto de morenistas que desea que continúe en el cargo; pero a su vez, están paralelas las intenciones o inclinaciones del verdadero dueño del instituto político Andrés Manuel López Obrador, pues su corazón se presume late del lado de Bertha Luján para ocupar el liderazgo del partido.
En Puebla, la cosa no es menor, el Gobernador del Estado, Luis Miguel Barbosa Huerta ha demostrado que sus simpatías están para con Eric Cotoñeto, que desde siempre ha sido su amigo, aliado, su operador, -vamos- su hombre de todas sus confianzas para ocupar la dirigencia estatal.
Ya sus competidores, que pronto se convertirán en sus enemigos, hablan de que no cuenta con la afiliación partidista de Morena lo que lo deja fuera de toda posibilidad por competir en la vida interna del partido.
Mario Bracamonte, que desde enero de este año cuenta con la Delegación de Morena en Puebla, también alza la mano por presidir la presidencia del partido.
Sabemos que el grueso de Morena fue constituido por un desplazamiento mayor de perredistas, aunque se encuentran panistas, priistas, naranjas, que llegaron a sumar o restar –hasta ahora no lo sabemos- lo comprobaremos más adelante, porque así es la política, pronto demuestra la verdadera cara de los advenedizos. Ya lo verán.
Sumemos el desencuentro evidente administrativo y político que existe entre el gobierno estatal con el municipal, entre Luis Miguel Barbosa Huerta y Claudia Rivera.
Por lo anterior, Morena corre el riesgo en su elección interna -que concluye en el mes de noviembre- en que las descalificaciones, las acusaciones y las demandas arrecien de un lado a otro y esto lo pueda llevar a la polarización de sus actores, de los grupos y peor aún, que su partido comience a dar tintes de ir rumbo a la perredización.
Al tiempo.
