Mier presume (en lugar de avergonzarse) públicamente como grandes adhesiones a priistas que viven solo del recuerdo y que hicieron el ridículo en sus más recientes postulaciones como candidatos a gobernadores, diputados federales o locales
Historias de un joven reportero
Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Ya lo dijo el gobernador Sergio Salomón Céspedes: “dejen meter tiras para sacar listones, como dicen en mi pueblo; hay muchos ideólogos maquiavélicos que sólo buscan dividir al pueblo”.
Todos tenemos claro quiénes son esos “ideólogos maquiavélicos” que quieren aferrarse al poder, del cual han vivido desde hace más de dos décadas sin ningún beneficio relevante para Puebla y sí para sus bolsillos.
Los nombres y apellidos los conocemos todos.
Ver: Hacer perder al primo odiado
Son los mismos que en el pasado fueron cercanos a los impresentables Mario Marín y Rafael Moreno Valle y que hoy buscan cabida en Morena de la mano de un personaje cuyas circunstancias y no su carrera política lo han colocado como un aspirante que le apuesta todo a una burda imposición desde el Palacio de Cobián.
Si Céspedes Peregrina ha logrado algo en estos 100 primeros días de gobierno es tender puentes y afianzar alianzas a nivel federal para ser un factor en su sucesión.
El mandatario poblano, sobra mencionarlo, posee información privilegiada que pocos conocen y los secretos de la ruta del 2024. No por nada, el gobernador Sergio Salomón ha mantenido distancia tanto de Ignacio Mier como de Alejandro Armenta y ha seguido impulsado a sus dos principales alfiles: Olivia Salomón y Julio Huerta.
En su desbocada precampaña, Nacho Mier se está rodeando no solo de lo más infame de la política poblana que llevaron a la ruina al estado durante el marinismo y el morenovallismo, también está aceptando a cuanto personaje del círculo rojo en plena decadencia y sin ningún peso electoral.
Mier Velazco presume (en lugar de avergonzarse) públicamente como grandes adhesiones a priistas que viven solo del recuerdo y que hicieron el ridículo en sus más recientes postulaciones como candidatos a gobernadores, diputados federales o locales.
La reunión con exdiputados locales del pasado viernes da muestra de ello.
¿Qué le pueden sumar a Nacho Mier la estructura obsoleta del priismo que vivió sus mejores años hace más de dos décadas?
Analicemos la lista de asistentes al encuentro que algunos despistados presumieron en redes sociales como una reunión de “operadores políticos”, quienes en realidad son perdedores electorales probados.
Entre los convocados estuvieron Alberto Jiménez Merino y Enrique Doger, los dos peores candidatos fallidos a gobernador del Revolucionario Institucional, quienes quedaron en el vergonzoso tercer lugar de sus respectivas elecciones y pasaron a la historia tricolor como los abanderados menos votados.
También estuvieron presentes Edgar Salomón Escorza, organizador del encuentro, quien ha perdido tres elecciones consecutivas del 2013 al 2021. En su última campaña, el exdiputado local quedó en tercer lugar por debajo de Norma Layón y del profesor Abraham Salazar, de Movimiento Ciudadano.
Carlos Sánchez, enemigo a muerte de Jorge Estefan Chidiac, es otro priista que después de ganar la diputación federal en el 2012 ya no pudo ganar otros comicios ni hacer ganar a su esposa Angélica Salazar, quien fue postulado en más de una ocasión como candidato del PRI en la región texmeluquense.
Ver: La insidia nos separa: el duro mensaje del gobernador Sergio Salomón
Guillermo Velázquez fue barrido en la elección intermedia del 2021 por Ariadna Ayala, quien lo humilló en los comicios por el gobierno municipal de Atlxico.
Lo mismo sucede con el marinista, morenovallista y ahora mierista Raúl de la Llata Mier, otro perdedor electoral que fue derrotado en la elección del 2018 por el Ayuntamiento de Zacatlán cuando terminó en tercer lugar de las preferencias.
Ni qué decir de Fernando Manzanilla, quien desde su ruptura como el morenovallismo demostró que lo suyo no es operar sin las bondades del presupuesto estatal y la estructura del gobierno, pues en dos ocasiones fue el principal responsable de que el PES perdiera el registro estatal como partido político, además de perder las internas del PAN por el Comité Estatal y la dirigencia municipal de la capital.
Con esta estructura perdedora y obsoleta de lo más rancio del priismo poblano es con la que Ignacio Mier busca pelear la candidatura de Morena al gobierno de Puebla en el 2024.
Mientras algunos están buscando desde hace años por un cambio generacional y la creación de una nueva clase política, otros –como Moisés Ignacio– busca revivir a cuanto político retirado quiere vivir otros seis años del impuesto de todos los poblanos.
Lo que es tener la memoria muy corta y la cara muy dura.
A Nacho Mier ya solo le falta adherir a su causa a algunos miembros que aun se mantienen con vida del gabinete de Mariano Piña Olaya o de su mentor Manuel Bartlett.
Y el morenismo poblano se pregunta: ¿y nosotros para cuándo?
A la fecha, Mier no ha podido sumar a ninguna vaca sagrada del lopezobradorismo en Puebla o algún perfil de izquierda a rescatar.
Parece broma, pero es cierto: primero el PRI y luego Morena.
Ver: Movimiento Ciudadano y el ensayo de una elección de solo dos alianzas
Sí, el gobernador Sergio Salomón no se equivoca al enfatizar que “la gente se da cuenta a quien quieren manipular o engañar”.
Ideólogos maquiavélicos y perdedor electorales.
Qué bonita familia.