En la mayoría de los estudios de opinión, incluso en medio de una fuerte campaña de desprestigio que inició justo esta semana con dos reportajes bastante duros por parte de Revista Proceso y de Carmen Aristegui, López Obrador tiene una aceptación cercana o superior al 60%
Historias de un joven reportero
Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Las imágenes de la plancha del zócalo de la Ciudad de México repleta de seguidores, acarreados o fanáticos de Andrés Manuel López Obrador son la única muestra de que el país no ha tenido jamás a un líder político como el tabasqueño.
Sin caer en las críticas a su desempeño como el más alto servidor público de México, AMLO es la única figura desde la desmilitarización del país con este poder de convocatoria y con la capacidad para mover así a las masas.
Las cifras oficiales manejaron que 250 mil personas se dieron cita al #AMLOFest, en un día hábil y en plena amenaza de una cuarta ola de Covid y con la irrupción de la variante Omicron. Este conglomerado solo hace más evidente que la figura y la aceptación del presidente de la República goza de cabal salud.
Ver: El coletazo de los corruptos
Ni todos los tropiezos ni sus dislates ni despropósitos han afectado su imagen frente a los electores de México.
López Obrador es, y sigue siendo, “el triunfo de los pobres”.
Un verdadero fenómeno social.
Por fin, el “hijo pródigo del pueblo” llegó a la Silla del Águila tras Benito Juárez.
El #AMLOFest hizo más pequeña a la oposición inexistente a nivel nacional.
Los resultados de las encuestas que midieron a López Obrador en el ecuador de su sexenio son demoledoras.
En la mayoría de los estudios de opinión, incluso en medio de una fuerte campaña de desprestigio que inició justo esta semana con dos reportajes bastante duros por parte de Revista Proceso y de Carmen Aristegui, el mandatario tiene una aceptación cercana o superior al 60%.
Al decir de Encuesta Mitofsky, que entrevistó a cerca de 35 mil mexicanos mayores de edad, AMLO está en uno de sus picos más altos de aprobación, casi similar a sus primeros 100 días de gobierno en el 2018 y durante el primer semestre del 2019 cuando casi alcanzó el 80% de aprobación.
“La encuesta mensual sobre aprobación presidencial realizada por la empresa Mitofsky para El Economista reveló que los últimos seis presidentes de la República, Andrés Manuel López Obrador se ubica en segundo lugar de aprobación (65%), al cumplir tres años en el ejercicio del poder; sólo por debajo de Carlos Salinas”, precisa la nota publicada por el rotativo nacional.
Un segundo estudio realizado por De las Heras Demotecnia define que el 71% de la población mexicana “aprueba” el desempeño del presidente Andrés Manuel López Obrador cuando se cumplen tres años de su llegada al poder.
Esta encuesta es un poco más amplia, pues se mete a las entrañas de la aprobación del tabasqueño.
Casi dos tercios de los encuestados, el 63%, consideró que su opinión “ha mejorado” desde que López Obrador ganó las elecciones en junio de 2018 como líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Ver: Aguilar Chedraui, el sinvergüenza
En Puebla, regresando al estudio de la firma de Roy Campos, Andrés Manuel sigue encontrando uno de sus bastiones más importantes a pesar de que en los comicios intermedios de junio pasado hubo un fuerte voto de castigo contra la marca morenista en gran medida por los representantes que quedaron a deber como el caso de la impresentable Claudia Rivera.
La entidad poblana se encuentra dentro de la franja en donde el presidente de México tiene una “aprobación sobresaliente” con más del 60% de calificación.
(De hecho, pronto comenzará a circular una encuesta privada en la que el presidente cuenta con una aprobación superior al 70%, mientras que el gobernador Miguel Barbosa ya rebasa los 60 puntos).
A la mitad del camino, AMLO y su proyecto de nación, bautizado como la Cuarta Transformación, luce imparable rumbo al 2024.
Y es que, la oposición no ha podido generar un solo cuadro, en tres años, que le haga ruido al titular del Ejecutivo federal.
López Obrador no tiene a su propio López Obrador, quien fue el gran opositor desde los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Ni desde el PRIANRD ni desde la sociedad civil, conglomerada en Sí por México y México Contra la Corrupción, y mucho menos desde la Iniciativa Privada y sus camaritas empresariales como el CCE o la Coparmex, han logrado, hasta ahora, crear un perfil que incomode o esté en la ruta de disputarle a Andrés Manuel, y a quien sea su carta marcada, el poder en su sucesión.
Ver: La diplomacia de Barbosa y la fallida emboscada de los barones de la Coparmex
Y no es que el tabasqueño sea el gran presidente, por el contrario, sino que no existe una sola persona que haya capitalizado sus carencias, su intolerancia y sus errores al frente del Gobierno de México.
No se equivoca el oscuro Ricardo Monreal en asegurar que “Morena vive colgado de la presilla del presidente”, pero mientras AMLO exista, existirá esa presilla y podrá seguir cargando con su partido.
A la mitad del camino del gobierno de Andrés Manuel la pregunta es solo una.
¿Quién contra López Obrador?