El Rincón del Troll
Por: @LaChef10
No cabe duda que entre más encuestas pongan a López Obrador en el primer lugar de las preferencias rumbo al 2018, más ciego, necio y prepotente se pondrá el líder de Morena y las decisiones de su partido serán cada vez más incomprensibles, porque en verdad, esa es la actitud que está tomando, que cada vez más se parece al plan “diva nadie me detiene. Mis plumas no se ensucian”.
Digo, no podemos negar que AMLO tiene oportunidades muy grandes de ganar la Presidencia de la República (igual que en el 2006 y en 2012); lleva meses sin bajar en todos los indicadores.
Aunque, El Peje es parte del problema, eso está claro, el verdadero problema es su equipo de trabajo, los dirigentes que lo acompañan en el partido, sus candidatos, sus procesos internos, sus militantes, la falta de experiencia para gobernar y hacer política de algunos de sus cuadros notables…bueno, no, el problema sí es el propio Andrés Manuel.
Tengo que decir que tal vez sus malos manejos del partido lo afecten, aunque seguimos esperando las declaraciones por las empresas que quería crear su hijo, o la división en la CDMX con uno de sus principales seguidores e impulsores, Ricardo Monreal, todo por no tener un proceso de selección limpio y transparente, aunque el jefe delegacional de la Cuauhtémoc no niega que por sus venas corre el priísmo de antaño y que por pelea podría dinamitar a la cúpula de su partido y robar toda esperanza en ganar la Jefatura de la Ciudad de México, pues los demás partidos como el PRI, PAN, PRD, PES, y el esto de la chuiquillada, le están coqueteando para que sea su candidato el próximo año.
En Puebla, el señor López Obrador hizo lo mismo que en la CDMX: junto a muchos personajes celosos y menospreciados por el exgobernador Moreno Valle, sin importar colores, ideas o linajes familiares, como los casos de su cuñado Fernando Manzanilla; Miguel Barbosa (conocido en el bajo mundo troll como Bebé Sinclair) ex amigo y aliado de Rafael; Alejandro Armenta y Javie López Zavala, hijos oficiales de Mario Marín; y por último, al ex rector de la UDLAP, el “ciudadano” Enrique Cárdenas.
De menudas fichitas se hizo AMLO.
A todos los incluyó en su partido con la falsa promesa de que entre alguno de ellos estaría el candidato a gobernador de Morena para encabezar su proyecto en Puebla ¿a qué perro le enseñas un trozo de carne y no te mueve la cola?, pero se les olvidó recordar que “por más fino el perro también tiene hambre y va a morder la mano que le da de comer”.
Claro, esta vez no fue excepción.
Todo comenzó con pequeñas reuniones con cada uno de ellos, dorándoles la píldora y haciendo que cada uno imaginara su vida en casa Puebla; después de ilusionarlos, les dio rienda suelta; mientras ellos hacían sus reuniones con dirigentes, ruedas de prensa y cuanta cosa proselitista se les ocurría.
En uno de estos primeros encuentros, estaba Armenta, Barbosa y el bueno para nada de Abdala. “Sin querer queriendo”, Barbosa les haría una broma muy pesada y era que él los veía como los mejores perfiles para candidatos, no dijo ni para qué, ni para cuándo, pero al fin buenos perfiles.
Posteriormente, llegó la hora de los “métodos democráticos de selección de candidatos” y aquí fue donde la marrana torció el rabo, pues todos los nuevos, los viejos y los dueños de Morena quisieron imponer a su candidato. Los perros de cada bando se atacaron con todo, muy discretamente, pero lo hicieron. Se amenazaban con jalarse el tazón de croquetas.
El señor Cárdenas fue el último en llegar a la fiesta y arribó presumiendo una tarjeta VIP; que según a él lo mandó a traer AMLO; aseguró muy calmado que ya le habían dado la candidatura y cuanta fanfarronería se inventó (ahora lo sabemos).
Los dichos del académico causaron “muina colectiva”, en especial a Bebé Sinclair Barbosa, pues él decía que aún no se bajaba del carro —en su caso scooter— y era claro que tenía algo en mente para sacar ventaja y ahí buscaría al cuñado de Moreno Valle, Fer Manzanilla, para declararle la guerra al ex gobernador con el tema del espionaje con el objetivo de que ese zafarrancho en el Senado fuera suficiente para que López Obrador se diera cuenta que su divorcio con Rafael y así ganarse la coordinación de Morena en Puebla.
Y ahí el método perfecto de la democracia priísta le ayudaría a definirlo mediante el dedazo divino, ya lo había hecho en CDMX y Puebla no sería o será la excepción, pero eso implicó que comenzaran los dimes y diretes entre los supuestos cuates y si no me creen, vean las declaraciones de Cárdenas o de Armenta, diciendo, este último que él esta listo para una contienda.
En verdad este circo apenas comienza y de aquí a diciembre van a llegar muy, pero muy desgastado.
La pregunta verdadera es ¿López Obrador realmente quiere ganar la gubernatura de Puebla o sólo quiere ser el candidato que más votos tenga en el estado como en 2012?
No cabe duda que los partidos son como los hombres: todos iguales.
Sin más que decir, mis lectores, los espero la próxima semana.
XOXO.
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