Ruiz Rodríguez aceptó la propuesta bien remunerada con bolsas llenas de miles de dulces de convertirse en el defensor de oficio de Eukid Castañón en la prensa ante la mediocridad de sus columnistas “estrellas” que no son más que cartuchos quemados perdidos en la mediocridad de su nula credibilidad y de sus dudosas reputaciones