Luego de dos años del sórdido caso de la ejecución de tres estudiantes de medicina y un chofer de Uber en Huejotzingo, la justicia quedó a salvo para los deudos de los jóvenes que perdieron la vida a manos de unos miserables la noche del 23 de febrero del 2020
Historias de un joven reportero
Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Mientras a nivel nacional existe una franca rebeldía y desconfianza hacia la justicia tras el caso de Debanhi Escobar y una muy peligrosa campaña de odio en contra de los opositores de la 4T que ha tocado niveles de polarización nunca antes vista en México, en Puebla la realidad es otra.
El país camina sobre una
Luego de dos años del sórdido caso de la ejecución de tres estudiantes de medicina y un chofer de Uber en Huejotzingo, la justicia quedó a salvo para los deudos de los jóvenes que perdieron la vida a manos de unos miserables la noche del 23 de febrero del 2020.
Ver: El indolente discurso de odio de Nacho Mier
Si bien no fue expedita, la justicia llegó para Ximena, José Antonio, Francisco Xavier y Josué Emmanuel.
La noche de este martes, un juez dictó la pena máxima de 68 años a Pablo de Jesús, Ángel y Lisset luego de ser acusados por los delitos de homicidio calificado y robo de vehículo en agravio de las víctimas antes mencionadas.
Esto es un hecho histórico en Puebla, que se cuenta fácil, pero no lo es.
Los homicidas también fueron condenados a pagar por la reparación del daño un monto de 746 mil 713 pesos por cada víctima, de los cuales siete mil 393 pesos es por gastos funerarios; 616 mil 100 pesos, daño económico y 123 mil 220 pesos por concepto de daño moral.
Las palabras del padre de Ximena Quijano lo dicen todo y no necesitan más explicación.
“Les pido que confíen en la justicia, que por lo menos esto es un ejemplo de que sí se puede y sí se hizo justicia con el cobijo de ellas, crean en ellas porque es la única forma de poder combatir esta tristeza de la humanidad, sabemos que se salvaron vidas al tener a estos sujetos encerrados. Nuevamente gracias”.
Nada más que agregar.
Y es que, un caso tan cruel como el de febrero del 2020 en Huejotzingo no se mercería otro desenlace.
El caso de los estudiantes de medicina asesinados marcó un hito en Puebla.
Ver: Destapan la cloaca (y la incongruencia) de Genoveva Huerta
Sus muertes volcaron a las calles a miles de jóvenes poblanos y de otros estados el 5 de marzo.
La marcha blanca mostró una cara de Puebla inédita.
Un rostro marcado por el dolor, pero con la fe intacta de que la justicia llegaría para sus compañeros.
Las batas blancas marchando por las principales calles de la Angelópolis serán recordadas por años y años en la entidad.
El gobernador Miguel Barbosa actuó en consecuencia a los reclamos de los miles de estudiantes, a quienes le tendió la mano en Casa Aguayo y no se escondió ni cerró las puertas de su gobierno.
“Yo estoy actuando con honestidad y con fuerza, estamos desmontando todo un sistema corrupto. No tengo nada que esconder. En el caso de los muchachos no hay impunidad, ya hay tres detenidos y va a haber más, pero ustedes necesitan más seguridad y se las vamos a dar”, les dijo el mandatario poblano a los jóvenes que confiaron en su palabra.
Palabra que se empeñó y se cumplió.
Un día después de los hechos en los que fueron ejecutados Ximena, José Antonio, Francisco Xavier y Josué Emmanuel, el fiscal de Puebla Gilberto Higuera dio a conocer la detención de los tres presuntos responsables, quienes a la postre fueron vinculados a proceso y este martes sentenciados a pasar el resto de sus días en la cárcel.
El gobierno del estado, la Fiscalía y los jueces cumplieron todos con su parte y lograron esta resolución que restaura la credibilidad de la justicia en el estado, esa que por muchos años se perdió en el oscuro régimen morenovallista cuando era empleada para fabricar delitos contra los detractores e incómodos del poder.
El estado, como ha sucedió con el manejo de la pandemia del Covid, la guerra contra el huachicol y la reactivación económica, es un ejemplo nacional.
Ver: La ruta en la capital para el 2024
“Les pido que confíen en la justicia (…) crean en ellas porque es la única forma de poder combatir esta tristeza de la humanidad”.
Reescribir la frase del papá de Ximena no está demás.
La justicia llegó para los estudiantes asesinados en Huejotzingo.